Antiguamente las velas se hacían con cera de abeja y un pabilo (la mecha). Hoy en día la costosa cera se ha sustituido, en la gran mayoría de los casos, por un subproducto del petróleo muy barato: la parafina.

En las velas la parafina está en estado sólido y cerca del pabilo encendido en estado líquido. Cuando se encuentra en estado líquido penetra en el pabilo y se quema en la llama. Sin embargo, al apagar la vela la llama desaparece y durante un corto periodo de tiempo el pabilo está muy caliente. Esto hace que la parafina se evapore (estado gaseoso) y ascienda formando parte del típico humo que desprende una mecha recién apagada. Esta parafina es la que arde cuando acercas una llama al humo. Transmitiendo ese calor hasta el pabilo que vuelve a arder, haciendo así posible el encender una vela a distancia.